“Cuando hablamos de espacio escénico damos normalmente mayor peso a la palabra escénico.
Sin embargo es el espacio el que crea la escena.
El espacio late, se acerca, se aleja, se alza, se cae, gira, se segmenta.
El espacio es uno de los objetos de la creación escénica. No es necesario anularlo y atiborrarlo de cosas. Un espacio vacío es un punto poderoso de partida. El espacio genera tensión y relajación entre las formas. Es en el espacio que se verifican las tensiones, los cambios de planos, de proporciones, las dilataciones y contracciones.

El actor no es nada si no conoce el contexto, si no abraza al espacio.
Porque solo dentro de un contexto y un espacio el actor existe y respira.
El contexto es lo que da ido a las acciones.
El llanto de un hombre frente a una muñeca rota no equivale al mismo llanto frente a una mujer muerta. Es otra cosa aunque el llanto sea el mismo.

El espacio es el punto de partida.
Un espacio vacío que un hombre atraviesa.
Pensemos el espacio como un desierto, sobre el que soplan el viento y la arena. Todo lo que exista en el debe ser orgánico, debe resistir al viento y la arena.

El espacio esta vivo.
Cuando lo atraviesas lo hieres debes conocer la intensidad y la dirección de la herida.
El espacio late y el actor se incrusta en su pulso.
Y late con él, o le da el contrapunto, o calma el latido, o lo acelera.

Sin espacio no hay actor.
En realidad, sin espacio no hay nada.”

Textos de:”El tonto del pueblo”, Cesar Brie.